04 mayo 2013

DEL CORREO DEL BLOG

A TODOS los jubilados de Mexicana de Aviación,al ver que la empresa a pesar de llegar a un acuerdo con la SEGOB de pagar a tiempo y en forma las parcialidades atrasadas por medio de los recursos del fideicomiso así como el pago de las  quincenas del mes de Abril ( estos pagos ya serían por parte  de la empresa ) para ponerse al corriente , no se han realizado ninguno de los dos .

Hasta el momento no se ha recibido información ni por parte de la empresa mucho menos del sindicato ( ASSA )  de cuándo serán dichos pagos.
Así mismo y de acuerdo con lo mencionado por uno de los miembros del comité de que si alguien estaba interesado en obtener las copias del Acta Constitutiva del Fideicomiso y del estado de cuenta del mismo,podía solicitarla a ASSA.

A través de este medio quiero saber si algún jubilado ha solicitado esos documentos y si el sindicato ha respondido afirmativamente esa solicitud.
Si la respuesta es NO, entonces hago públicamente la solicitud de esa documentación a los dos compañeros del sindicato que estan dentro del comité técnico del fideicomiso..Es  importante que TODOS LOS SOB. JUBILADOS tengan copia de esos dos documentos ,no se ve ninguna  razón para  la cuál se niegue la copia de esos documentos,( a menos que NO existan,ó NO los tenga ASSA, ó no los quieran compartir ).

GRACIAS.

DEL CORREO DEL BLOG

Aeroméxico presiona a la baja salarial
Arturo Alcalde Justiniani
 
¿Cree usted que es justo que una empresa pretenda reducir los salarios de sus trabajadores sólo porque sus competidores pagan menos? ¿Considera que una empresa financieramente sana tenga derecho a reducir en 60 por ciento el pago a sus trabajadores para tener más utilidades? ¿Es correcto que un patrón solicite al gobierno imponer salarios precarios a sus trabajadores sustituyendo la negociación colectiva?
En plena negociación del contrato colectivo, la empresa Aeroméxico ha iniciado repentinamente un juicio ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje en contra de sus sobrecargos y la asociación sindical que los representa (ASSA). Reclama una baja salarial y de condiciones de trabajo como parte de un gigantesco pliego petitorio. No lo plantea en el entorno de la negociación colectiva, sino que pretende que sea el gobierno federal quien haga el trabajo sucio. No es la primera vez que acude a esta táctica, hace tan sólo cuatro años presentó una demanda similar, a partir de la cual logró que la asociación de sobrecargos accediera a cambios en su favor, entre otros, no recibir incremento salarial, ampliar las jornadas de trabajo, reducir el salario mediante la creación de una nueva categoría para personal de nuevo ingreso. La empresa se dio por satisfecha en virtud de las concesiones obtenidas, firmando un convenio ante la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, en el que reconoce que con estas nuevas condiciones de trabajo quedaban equilibradas las relaciones laborales.
Hoy, al cumplirse el plazo establecido en el convenio mencionado y cuando correspondía acatar el compromiso de revisar el Contrato Colectivo de Trabajo, Aeroméxico sorprende a los trabajadores, planteando otro conflicto colectivo de naturaleza económica, solicitando una brutal reducción de las condiciones generales de trabajo. Su intención es que el gobierno federal imponga la disminución y luego se inicien las pláticas de revisión contractual. Todo un absurdo, sólo explicable tratándose de una empresa que considera tener influencias de alto nivel para lograrlo.
El conflicto iniciado por Aeroméxico adquiere especial importancia porque pretende inaugurar una nueva política laboral, soslaya el espacio natural de la negociación colectiva que debería concluir el último día de este mes, busca convertir al Estado en verdugo de los trabajadores, esto es, presionando para que el árbitro opere abiertamente en la cancha patronal, a partir de un argumento central: los salarios son altos porque afuera hay otros trabajadores que hacen lo mismo y cobran menos, de ahí que en su demanda plantee una comparación con los ingresos de los sobrecargos de las llamadas empresas de bajo costo como Interjet y Volaris, sin precisar que en ellas, efectivamente, se cubren salarios muy bajos gracias a los contratos de protección patronal existentes, a la nula representación sindical auténtica y al estado de indefensión de sus trabajadores.
Aeroméxico no acredita en su reclamo encontrarse en malas condiciones económicas; se trata de una empresa que está en pleno crecimiento y desarrollo, que tiene utilidades y que ha iniciado un gigantesco proceso de inversión. Desde 2009, instrumenta una estrategia corporativa mediante la cual traslada de la razón social Aerovías de México a otra de sus empresas, Aeroméxico Connect (Aerolitoral), recursos, vuelos y ganancias, presentando una falsa imagen de la condición financiera de Aerovías de México, susceptible de entender cabalmente sólo si se analiza de manera integral al Grupo Aeroméxico.
Es importante destacar que el juicio iniciado por Aeroméxico constituye además, como lo señala su sindicato, un chantaje que tiende por un lado a evitar la revisión del contrato colectivo comprometida y por el otro, a crear un modelo laboral distinto, de corte precario, mediante la reducción de 60 por ciento de las condiciones de trabajo, aplicable a los futuros trabajadores, que tiende a homologarse con los salarios miserables que reciben en Interjet y Volaris, y aunque la empresa lo oculte, también en Aeroméxico Connect, cuyos sobrecargos tienen también un sindicato blanco. Los gobiernos panistas, en su tiempo, promovieron este esquema diferenciado entre trabajadores en activo y futuros; los funcionarios encargados en ese entonces de la política laboral repetían cotidianamente sus argumentos para convencer a los sindicatos ¿Que importan los trabajadores futuros, total no tienen nombre ni apellido? Sálvate tú y deja que a los nuevos les cueste mejorar sus condiciones de trabajo. Alegaban incluso que, por tratarse de trabajadores de nuevo ingreso que aún no iniciaban su relación laboral, estaba en duda el derecho de los sindicatos para representarlos. Se pierde de vista que la estabilidad laboral de los trabajadores actuales depende en buena medida de los trabajadores futuros.
La pretensión de Aeroméxico no sólo carece de fundamentos financieros, jurídicos y éticos, también puede generar un serio impacto en sus operaciones aéreas. La profesión de sobrecargo no puede someterse a una competencia simple en el mercado; en esa lógica, todos los salarios tenderían a homologarse a los más bajos. Los sobrecargos, hombres y mujeres, desempeñan una profesión importante en las operaciones aéreas, su actividad no se reduce a otorgar servicios y alimentación a los pasajeros, son auxiliares clave en momentos de crisis y emergencia, corresponsables de la seguridad de los pasajeros; desempeñan una profesión de gran desgaste y agobio, por ello la duración de su vida profesional promedio es de ocho años. Están sujetos, además, a grandes exigencias y requieren de capacidades permanentes para conservar la licencia expedida por Aeronáutica Civil. Las jornadas que realizan se asignan según las necesidades de la empresa, conforme a una programación que suele cambiar, lo que impide al trabajador planear su vida personal y familiar. Llegan a volar hasta 20 días seguidos, lo cual afecta su equilibrio emocional, psicológico y físico, que deriva en múltiples incapacidades por estrés y depresión.
La negociación colectiva responsable informada y de buena fe es la llave para sostener relaciones laborales sanas, no la imposición de un modelo precario por la vía del Estado.

DEL CORREO DEL BLOG

Trabajadores de Mexicana de Aviación confirmaron que el empresario Iván Barona, de la empresa BF International Minning Traders, cuenta con el dinero solicitado por la juez del concurso mercantil, Edith Alarcón, tras un largo proceso para que la autoridad reconozca que el empresario minero certifica los 100 millones de dólares solicitados.
Luego de que el titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), Gerardo Ruiz Esparza, declarara de que no hay interesados en la compraventa de la línea aérea, y que los pocos activos de la empresa como rutas y slots ya no existen, los trabajadores acudieron a las instalaciones de los Juzgados Federales ubicados en las inmediaciones de Sidar y Rovirosa. 
En entrevista con IZQ, la trabajadora de tierra, Rocío Guerra Peimbert, señaló que tras una larga reunión con la jueza Edith Alarcón, a la que acudieron decenas de compañeros sobrecargos, pilotos, trabajadores de tierra y de confianza de Mexicana de Aviación, le mostraron que “el capital humano está vivo y deseoso de conservar su fuente de trabajo”. 
 En la comparecencia, el empresario minero Iván Barona, comprobó ante el juzgado la existencia de los recursos económicos solicitados por la licenciada Edith Alarcón y "entregó en tiempo y forma la documentación solicitada, una vez más donde se confirma incluso que hay un cuarto fondeador listo para la entrega y transferencia del dinero a la cuenta que se indique". 
La trabajadora de tierra dijo que los trabajadores seguirán luchando por la reactivación de Mexicana de Aviación, y convocó a sus compañeros sumarse a esta nueva etapa en defensa de sus fuentes de trabajo. 
Guerra Peimbert fue la trabajadora de tierra que se mantuvo en huelga de hambre durante 24 días en la Terminal Uno del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), junto con Rafael Arcos Márquez, también trabajador del Sindicato de Tierra, quien estuvo 14 días en ayuno en ese mismo lugar.